HOTELES. Coronavirus. Fracaso de la temporada turística de invierno en Buenos Aires.
Hoteles porteños y fracaso absoluto en vacaciones de invierno: por qué se quedaron nuevamente sin turistas
Sólo lograron
un 10% de ocupación, muchos permanecen cerrados y reclaman nuevas medidas de
auxilio al gobierno nacional y de la Ciudad para sobrevivir
Los empresarios
hoteleros que operan en la Ciudad de Buenos Aires se
mantienen en alerta por la profundización de la crisis que
atraviesa el sector que ni siquiera pudo ser frenada por las vacaciones de
invierno.
Según datos del sector, durante este período de receso invernal que está finalizando, solamente alcanzaron un nivel de trabajo cercano al 10%, con hoteles con 10 habitaciones reservadas cuando en otros años llegaban a las 100 habitaciones ocupadas.
A
principios de año, un relevamiento de la Cámara de Hoteles porteña
daba cuenta de que el 70% de los establecimientos en todo el país permanecían
cerrados y que la situación era peor en la Capital Federal, que depende mucho
más del turismo extranjero, en particular brasileño hoy inexistente por las
prohibiciones.
A estos datos se pueden agregar los resultados de otra consulta encargada por la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra) a Invecq sobre el impacto de la pandemia en el sector.
El
informe precisó que el 90% de los propietarios debió
endeudarse para sostenerse y que, de no contar con asistencia durante este año,
el 95% de las empresas no podrá afrontar sus costos cotidianos.
Las
consecuencias de la debacle generaron el cierre definitivo de 20 hoteles en Capital
con otros 200 que están en venta de los 547 registrados por el Ente
de Turismo de la Ciudad, entre 34 hoteles Cinco Estrellas; 67
de una o dos estrellas y 213 "otros", con un amplio abanico de
tarifas.
Muchos
de ellos lograron algunos ingresos con contratos con el gobierno porteño para
ser usados como centros de aislamiento de argentinos repatriados, pero a medida
que la situación fue mejorando los acuerdos fueron disminuyendo.
De hecho, los empresarios califican de "acuciante" la
situación, teniendo en cuenta que se trata de uno de los negocios más afectados
por las restricciones impuestas por el gobierno nacional para combatir la
pandemia del Covid-19.
A esto se suma que la actual temporada de vacaciones de invierno se convirtió en la segunda de fracaso absoluto, después de la del año pasado, con la diferencia que en ese momento se encontraba todo cerrado por coronavirus mientras que ahora, si bien se puede trabajar, los turistas locales no eligieron Capital Federal y los extranjeros no pueden ingresar al país.
Según
los empresarios, el rechazo a vacacionar en la ciudad por parte de los turistas
del interior se debe al riesgo de creer que tienen más chances
de contagiarse de Covid-19 que en otras localidades.
La
situación se agrava por la falta de coordinación por fechas del receso invernal
con el resto del país ya que solo las provincias de Buenos
Aires; Jujuy; Santa Cruz; Santiago del Estero y Tierra del
fuego coinciden en su calendario de vacaciones mientras que en las restantes ya
finalizaron las vacaciones.
El escenario, entonces, para
los hoteles
porteños transcurre entre fronteras cerradas; demanda
mínima; prohibición de despidos y obligación de mantener hace 16 meses personal
que no trabaja por esta especie de "anulación" de la demanda.
Los
empresarios también cuestionan la ayuda mínima recibida de parte del Estado
Nacional y del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ya que aseguran haber
recibido aportes para el pago de salarios y de Repros por $15.000 por
trabajador y por única vez.
En cambio, agregan, se vieron obligados a seguir pagando gastos
fijos y facturas de servicios públicos con intereses usureros aunque no se
utilizan, como los casos de la luz y el agua. A esto le suman el pago de los
ART del personal que desde hace un año y medio que no cumplen tareas. Y el pago
de publicidad por el nombre del hotel a pesar de no facturación. Lo mismo
ocurre con la intimación para abonar las cuotas de Sadaic y de los créditos
tomados para sobrevivir que, sin embargo, no pueden afrontar.
Ante semejante situación, los empresarios insisten en reclamar
el auxilio oficial para poder, entre otras cosas, recibir una ayuda real y
sustancial por parte del gobierno nacional y del porteño que les permita
mantener las fuentes de trabajo, evitar que sigan cerrando hoteles y que la
debacle sea todavía mayor.
Solicitan también elaborar junto al Estado de propuestas de reactivación del
turismo al menos interno y que la Ciudad vuelva a
ser un destino elegido para las vacaciones.
La
Ciudad estudió una moratoria del ABL pro solamente la llevó a cabo en junio y
julio del año pasado, mientras que la Nación ya descartó extender el ATP y
limita su ayuda al Repro II con unos $9.000 por empleado.
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