HOTELES. Pospandemia. Tendencia hoteleras para el 2021.

Macrotendencias,

microtendencias y

contratendencias 

hoteleras de 2021


Qué cambiará y qué se mantendrá en los hoteles de 2021: el futuro (cercano) de los alojamientos.


 

Hace un año, intentando predecir tendencias hoteleras, escribimos: “Los hoteles se revisan, retuercen, retan y complican. La experiencia está superada: ahora buscamos emociones, impactos y eso tan manoseado llamado relato”. Qué inocentes criaturas. Lo que se iba a retorcer y a complicar era la vida. La emoción y el impacto llegaría el mes de marzo. El relato sobraba. Entonces desconocíamos que la gran tendencia hotelera de 2020 sería, de marzo a junio, el no-hotel, sería nuestra casa; más adelante, el hotel cercano; ahora, con la vacuna cerca, el hotel soñado.

El mundo ha cambiado y aún no sabemos decir si los hoteles también lo han hecho. Antes nos gustaba vaticinar; ahora lo seguiremos haciendo, pero asumiendo que la vida va por delante. En cualquier caso, hay información, hay estudios y, sobre todo, hay ilusión por volver a viajar. La industria hotelera está herida y tardará en curarse. La colaboración, la innovación y la flexibilidad serán claves en ese procesoLos viajeros también tenemos nuestra responsabilidad; a nosotros nos corresponde la confianza.

¿Cambiarán los hoteles? Esta es la gran pregunta. Como toda gran pregunta no tiene una respuesta fácil; ni siquiera tienen una respuesta firme. Se advierten dos escenarios viajeros: aquel pre o durante la vacunación y el post-vacunación. Nos centraremos en el primero, que es el que nos ocupará los próximos meses.

El momento de cruzar la puerta de un hotel es demasiado poderoso y nos hace demasiado libres y felices como para olvidarlo. Saquemos la bola de cristal, más frágil que nunca, y la frotémosla. Estas son algunas de las tendencias hoteleras que veremos.

EL AÑO DEL ÁNIMO. VIAJAREMOS 'CON ALFILERES'

Mientras sigamos conviviendo con el virus todo será frágil: nuestras emociones, las reglas bajo las que viajaremos, el propio mundo. Viajaremos con las emociones puestas, como si fueran un abrigo. Buscaremos hoteles que sean como abrazos, donde nos podamos sentir reconfortados; a la vez, querremos que sean diferentes a nuestra vida cotidiana, tan intensa. Querremos sentirnos tan seguros como en casa, pero en un lugar que no se parezca a ella.

Los hoteles aparecen también como un lugar para el aislamiento. Hay un ejemplo extremo; el de la start-up japonesa Kasoku, que ofrece alojamiento a quienes busquen respiro de su pareja; la tarifa incluye una consulta de media hora con un abogado especializado en divorcios. Quizás no haya que llegar a ese punto, pero sí veremos cómo los hoteles se convierten en lugares para el escape. Corren tiempos contradictorios: buscaremos hoteles para aislarnos y, a la vez, querremos hoteles sociales, en los que nos sintamos parte de la ciudad. O puede que queramos un mes uno y otro. El año será una montaña rusa y los hoteles deberán tomarse una Biodramina para disfrutar del viaje.

Tendremos que seguir gestionando la incertidumbre: nosotros y los hoteles. Las normas cambian y la industria hotelera deberá ser flexible: lo que funciones un mes puede que no lo haga el siguiente. Esto se traduce en medidas que aumenten las garantías y den confianza a quien viaja. Algunas de ellas son la consolidación de los seguros de cancelación y salud y de la facilidad para cancelar y modificar reservas. En paralelo crecerán las reservas de último minuto: cuesta planear. Los tests rápidos aparecen como la amenitie más deseada y ya son varias las cadenas que los proporcionan.

El Sofitel de Heathrow Terminal 5 ofrece el paquete “Test&Rest” en el que los huéspedes reservan una habitación y un test de saliva proporcionado por la empresa HALO. El Chateau Marmont de Los Angeles, así como los Rocco Forte, entre otros muchos, también facilitan pruebas de detección del virus. Viajar no puede ser un motivo de inquietud. No va a serlo.

Sin embargo, todo indica que durante unos meses viajaremos con cierto temor, y también con más ganas que nunca. El desafío de los hoteles está, según Felipe Romero, socio de la consultora The Cocktail Analysis y experto en tendencia, “en equilibrar la sensación de seguridad y la de desconexión”. “La experiencia turística debe ser segura pero no excesivamente medicalizada”, afirma. Sentido, y sensibilidad, en definitiva.

El disfrute es la emoción final, la emoción meta. Una vez resueltas la seguridad y la confianza, nos dejaremos llevar y estaremos esponjosos al placer y al goce. Es el momento de seducir y de superar a expectativa que, este año, son justas. Aprovechad esa urgencia por disfrutar, hoteleros y hoteleras. En 2021 seremos fáciles de contentar.

EL HOTEL EN GERUNDIO

Cuando el año pasado escribimos eso de que “Los hoteles se revisan, retuercen, retan y complican” no sabíamos hasta qué punto lo harían. Muchos han abierto y otros lo irán haciendo cuando se vaya pudiendo. Este 2021 usaremos mucho el gerundio. Los hoteles están revisando sus usos y, sobre todo, la propia identidad del hotel: ¿qué soy? ¿para qué sirvo? ¿a quién quiero recibir? ¿quién me quiere a mí? ¿qué se espera de mí? ¿cómo seré en un año? Las respuestas serán el camino que tendrán que transitar. Más allá del existencialismo del momento, los hoteles están en permanente proceso de prueba-error; además, nunca antes han dependido tanto de la actualidad. Por eso, estar aislado no es una opción. Estarse quieto, tampoco.

La empresa de tendencias The Future Laboratory habla de Repurposed Rooms: se trata de pensar nuevos usos y propósitos para las habitaciones. Convertirlas en espacios de trabajo es uno de ellos, el más sencillo de poner en práctica. El cambio de paradigma laboral redefine la idea de oficina y los hoteles recogen este anzuelo. El Totem, en Madrid cuenta con la iniciativa Oficina por un Día, que transforma la habitación del hotel en oficina efímera.

Sorpresa: los hoteles se pueden usar sin necesidad de pasar la noche en ellos. Los ejemplos abundan: en Londres el Hoxton, ha convertido seis de sus plantas en espacios de coworking y The Ned ofrece tarifas de día para sus suites más comida. El Langham de Nueva York ofrece un paquete llamado Work In&Work Out, que convierte el hotel en un lugar para trabajar y para hacer ejercicio, ambos actos muy neoyorquinos. En todos estos casos la cama es lo de menos. Tras más de un siglo siendo la protagonista, es hora de ceder el terreno a otros espacios como los vestíbulos, restaurantes, gimnasios, bañera o hasta el mismo cuarto de baño. Todo eso es hotel.

LA ÚLTIMA (Y PRIVILEGIADA) FANTASÍA: HOTELES PARA NÓMADAS

La idea de usar un hotel para trabajar entronca con una fantasía que ha cobrado peso en los últimos meses: convertirse en nómadas. La película Nomadland, que se estrena en febrero, explora ese espíritu y a quienes lo llevan a cabo de manera extrema. Por ahora, en nuestra sociedad se plantea de forma más burguesa y aún balbuceante. Sin embargo, esta idea de aprovechar la coyuntura para pasar largas temporadas trabajando, viviendo, fuera de casa está cada vez más presente.

Según una encuesta realizada para Airbnb entre 2000 trabajadores de oficina en España, desde que comenzó la pandemia, el 78% ha trabajado en remoto o desde casa y un tercio ha ampliado su estancia en un destino para poder trabajar. En esa misma encuesta se afirma que para pasar una semana trabajando de forma remota en los próximos 6 meses, escogerían: Una casa frente al mar (44%), un chalet en la montaña (22%), una casa a las orillas de un lago (11%) o un cambio de ciudad (5%). Plataformas como Airbnb lo facilitan; de hecho, en las valoraciones de las casas que se alquilan en ellas aparecen con frecuencia las palabras “mudanza”, “mudarse”, “teletrabajo” o “probar un barrio nuevo”.

Algunos países como Barbados, Bermuda, Anguilla, Georgia, Dubai, Estonia, Aruba o Croacia están expediendo visas especiales para estos nómadas digitales. Este último país ha sido uno de los países más activos en maximizar esta oportunidad. Aprovechando el aumento de solicitudes de estancias largas en el país los hoteles del grupo Adriatic Luxury Hotels, en Dubrovnik ha introducido ofertas para estos nuevos nómadas. El Hotel Dubrovnik Palace Hotel y el Hotel Excelsior ofrecen ofertas de 21 días. Dicen que para cambiar un hábito hacen falta veinte, así que aquí hasta sobra día.

Mientras fantaseamos con estas visas, nos conformaremos con aventuras más cercanas. Los hoteles nos las facilitarán con descuentos para estancias largas, algo que antes solo hacían tres o cuatro extravagantes a los que envidiábamos. Los Tivoli de Lisboa y Vilamoura proponen el programa Tivoli Homestays para estancias de un mínimo de 15 días consecutivos. Si nuestro trabajo tiene que ver con el arte podemos recurrir a Human Hoteluna plataforma que permite alojarse en casa de artistas en distintas ciudades.

Más cerca, a una hora de Madrid hay dos casas sencillas pensadas para quien quiere teletrabajar fuera de casa y, además, quiere hacerlo en familia. Es decir, quien quiere sentirse un poquito nómada. Una era la casa del maestro del pueblo, y otra la de los arqueólogos que trabajaban en unos yacimientos cercanos. Se llaman Casitas Pinilla del Valle y están equipadas con fibra óptica potente y todo lo necesario para sentirse un nómada digital. Veremos muchas iniciativas parecidas.

HOTELES SIN HABITACIONES

Cuando hablamos de “retorcer” el hotel nunca pensamos que veríamos hoteles en los que dormir sería lo de menos. O, directamente, imposible, porque algunos han optado por abrir solo los espacios públicos. Esto permite no renunciar al total del negocio, seguir presentes en la ciudad y no perder la conexión con los locales. Los locales: qué necesarios son en este momento. El nuevo Four Seasons de Madrid ha tenido llenos diarios para tomar su afternoon tea, algo insólito en una ciudad a la que le cuesta entrar en determinados hoteles y, sobre todo, tomar el té de las 5.

El Hotel Orfila tiene abiertos solo su restaurante y su preciosa terraza. Abrieron con prudencia, pero el éxito les ha sorprendido. Julián Almaraz, su director, reconoce: “No esperábamos tanto, pero es cierto que 20 años dan para contribuir a generar muchas emociones y en una época en que tenemos la emoción a flor de piel, quizá es cuando parece que surgen esos vínculos ocultos. Imagina la ilusión que nos ha supuesto”. De nuevo, las emociones marcan el tono. Los hoteles serán, más que nunca, escenarios sensibles.

HOTELES PARA LOS VECINOS

Los hoteles siempre se preciaban de querer conectar con los locales, pero en muchos casos era un deseo más que una realidad. Pero nadie pudo planear que una pandemia los convertiría a los locales en los únicos huéspedes posibles. Una forma de atraer a los vecinos es ofreciendo el plan completo, por ejemplo: cena+ noche de hotel y eso rompe la dinámica de la noche+desayuno. Hay ejemplos en todas las ciudades. Los hoteles australianos OVOLO lo hacen así: sal a cenar y luego quédate a dormir.

Y si se añade una cata de whisky, un paseo en helicóptero o una clase de arte, mejor. El interés de apelar a los locales o nacionales responde a una verdad prosaica: ellos son ahora el único negocio. En su afán por conectar con ellos ALoft Madrid Gran Vía de Madrid va un paso más allá y ofrece descuentos a los sanitarios.

Este es también el momento de ofrecer extras a los huéspedes. Si fidelizas ahora, fidelizas fuerte. Es común ofrecer flexibilidad horaria para entradas y saludas, upgrade, desayuno gratis, cócteles y otras ventajas que, antes de “todo”, suponían un coste adicional. Seguiremos viendo este tipo de paquetes que incluyen algo más que la básica noche: el Mandarin Oriental de Barcelona cuenta con uno llamado Staycation by M.O hasta el 31 de marzo. Ante la imposibilidad de viajar fuera de la ciudad muchas personas buscan minivacaciones en la propia ciudad o quieren recuperar la sensación tan mágica que despierta siempre cruzar la puerta de un hotel.

Por alusiones, hablemos de una tendencia minoritaria pero sintomática de estos tiempos: hoteles para pasar la cuarentena. El hotel Le Bijou en Zurich ofrece apartamentos para pasar la cuarentena que vienen con test incorporados, visitas diarias de enfermeras y hasta chef. No sabemos si es una perversión, una buena idea o un símbolo del nuevo lujo. Lo que sí sabemos es que veremos más iniciativas que integren las incomodidades y peligros del momentoAgoda facilita las reservas en hoteles de Tailandia en los que se puede guardar la cuarentena obligatoria del país. Se trata de propiedades aprobadas por el Ministerio de Salud Pública y los paquetes incluyen 15 noches, tres comidas, dos tests y traslados. Si no puedes con el enemigo…

EL HOTEL CERCANO

Ya hemos confirmado que las buenas experiencias no se miden en kilómetros. Cuando volvimos emocionados del Cortijo Montano o de La Donaira lo comprobamos. Esto ya no tiene vuelta atrásConocíamos una aldea del Rajastán, pero no habíamos estado en Cuenca. Este ha sido el año del reencuentro con el entorno, de viajar a un pueblo para comprar un buen pan, de visitar iglesias perdidas, de alquilar casas con pocos amigos.

El éxito de Paradores confirma esta tendencia. Fue la primera cadena en abrir todos sus establecimientos; lo hizo el 25 de junio y en el verano, pésimo para casi todos los hoteles, tuvieron una ocupación envidiable: 72% en julio, 82% en agosto y 67% en septiembre.

El turismo rural y cercano seguirá siendo una opción interesante: permite contacto con la Naturaleza, alojarse con la burbuja y sentirse viajero. Ruralka propone el alojamiento unido a planes. Algunos ejemplos son: buscar trufas desde Place du Port (Alocén, Guadalajara), un paseo a caballo desde El Vergel de Chilla (Candeleda, Ávila) o conocer el oficio del pastor en Finca Bell Lloc (Palamós, Gerona). O, simplemente, querremos dormir en un lugar atractivo y diferente, sin importar si es campo o ciudad. Hagámoslo en Alcuzcuz (Málaga), el Palacio Bucarelli (Sevilla), el Miró (Bilbao), en Place du Port (Guadalajara) o en el MIM del Valle de Arán. España es inagotable y seguiremos aprovechándola.

EL AÑO DE LOS HOTELAZOS (SÍ, CON EL SUFIJO)

Toda tendencia tiene su contratendencia. Ya hemos incorporado el viaje cercano y sencillo y no lo vamos a abandonar, pero en cuanto podamos, haremos locuras. Hemos aprendido que la vida no espera y que todos los planes que teníamos para el futuro ahora son urgentes. En cuanto sea posible, a partir del verano, si somos optimistas, llegarán los viajes soñados, la famosa bucket list de la que hablan los anglosajones. Los grandes viajes están esperando, agazapados, a que podamos hacerlo. Los hoteles superlativos vivirán su momento dulce.

Será el momento de pasar unos días en un lodge en el delta del Okavango, en un Xigera Safari Lodge, por ejemplo, o de dormir en un Amán (¿esperamos al de Nueva York?) o de unirse a una expedición (lo más sostenible posible) a la Antártida para ver el Eclipse Solar del próximo diciembre como las que organiza la Quark Expeditions.

O aprovecharemos para adormir en hoteles con los que llevamos años soñando, como el Esencia, en MexicoIl Pellicano en Italia o el nuevo Ritz Mandarin de Madrid, cuando abra. O quizás querremos ir más lejos y perdernos en un hotel como el Seaside Finolhu, de Maldivas, de esos en los que te descalzas al llegar y no vuelves a calzarte hasta el vuelo de vuelta. Será el año de reservar en La Mamounia, que es un hotel pero es sobre todo un espacio mítico. Además, acaba de ser renovada y todo viajero que se precie debe pasear alguna vez por sus jardines. Será el año de eso que llevábamos planeando años..

HOTELES DE MENTIRA

Hay que cosas que no han cambiado. Seguiremos viajando guiados por la ficción, gran compañera en estos tiempos. Si siempre nos gustó hacerlo siguiendo el rastro de películasseries o libros, ahora más. Los hoteles lo saben y se permiten ciertos ejercicios de estilo, como el de este hotel de Kentucky, que cuenta con una suite homenaje a la serie Gambito de Dama. Aprovechando que está localizada en Lexington, el 21c Museum Hotel Lexington ha aprovechado para poner en marcha la habitación Harmon Room. Jaque mate. La última película de Soderbergh, Let Them All Talk (Déjales Hablar) muestra un hotel interesante. En realidad, es un barco: el Queen Mary 2. Los protagonistas se embarcan en una travesía que va de Nueva York a Inglaterra. Diremos eso tan manido de que el barco es un protagonista más. Meryl Streep sí que es una influencer de viajes.

¿NO NOS HEMOS CANSADO DE RETIRARNOS? NO. NO ROTUNDO

Los retiros, como la ficción, siguen siendo atractivos porque entendemos que son viajes que promueven el bienestar físico y mental. Estos meses hemos aprendido que eso es algo serio; por tanto, tienen una larga vida por delante. Todo lo que contribuya a hacernos sentir bien será perseguido con fruición. Hemos sufrido mucho y querremos curarnos. Si al retiro se le une un gran viaje y a ese viaje se le une la intención de dejar un impacto positivo, entonces estaremos uniendo varias tendencias.

En Londolozi, en Sudáfrica, saben cómo hacerlo. Esta reserva familiar, de cien años de vida, fue pionera en ecoturismo. Los retiros son parte de su propuesta y todos van más allá del ¿simple? bienestar. Los nombres nos dan pistas. “Return to the heart Retreat”, “Healing House Retreat” o “Track your Life”, este último, curiosamente reservado para hombres. En todos ellos, se trata de volver a la Naturaleza y a los cuidados ancestrales del ser humano. En ellos potencian la escucha del entorno, al adecuación a los ritmos naturales. Eso, tan sencillo, es el lujo.

Menos exótico, más cercano, pero con propósito parecido, está la clínica Buchinger Wilhelmi, en Marbella. Allí han desarrollado un programa multidisciplinar en que los pacientes pueden elegir a través de tres rutas según su perfil: “Ruta de conexión consigo mismo”, ‘’Ruta del descanso’’, ‘’Ruta de la creatividad’’. En España cada vez hay más lugares para retirarse unos días. Lugares como Casa Balandra o MasQi también invitan al autocuidado y al conocimiento. Todo es poco. Somos frágiles y seguiremos siéndolo durante mucho tiempo.

Comenzamos escribiendo que la innovación sería clave los próximos meses. Esa afectará a las estrategias comerciales, a la comunicación (las ferias como ILTM o We are Africa se celebran online y con iniciativas curiosas), los procesos y los usos de los espacios. La tecnología irá de la mano de la innovación o no irá. La tecnología ha permitido minimizar los contactos y, por extensión, los riesgos. Ya nos hemos acostumbrado a los códigos QR, a los establecimientos que no permiten el dinero en efectivo y al check-in sin recepción y vía teléfono.

Esto lo saben bien en NH Hotel Group, donde están implementando el Mobile Guest Service en todos los establecimientos; esto significa que el huésped tendrá todos los servicios del hotel (reservar una mesa en el desayunador, pedir más amenities, toallas, información sobre la ciudad…) en el móvil. ¿El fin? Según la marca es “facilitar la vida y que cada vez sea más rápido entrar y salir de un hotel”. El 86,5% de sus hoteles ya cuenta con él. La tecnología es y será una aliada importante en el nuevo escenario y los apocalípticos no tienen que temer: las personas no desapareceránUn hotel es un negocio de personas para personas.

LA TENDENCIA-URGENCIA

Hemos llegado hasta el final sin escribir que la tendencia hotelera de 2021 es ser sostenibles y lograr el mínimo impacto en el entorno. No es una tendencia: es una urgencia y un largo camino. La pandemia nos ha hecho mucho más conscientes de la fragilidad del planeta. Por tanto, nuestras decisiones hoteleras vendrán marcadas por necesidad de dejar el menor rastro negativo posible. La necesidad de conservar data de los años 60 y 70 y Africa fue pionera; a la conservación le siguió la restauración (reconstruir fuera para reconstruirnos dentro). Ahora, estamos en la fase del viaje consciente y los hoteles no pueden estar ajenos a ello. No deberían.

El sello Preferred Hotel Group lanzó finales de año el sello Beyond Green, compuesto por 24 hoteles que quieren ir un paso (o varios) más allá de las prácticas básicas sostenibles. Todos ellos tienen que cumplir requisitos de protección del patrimonio natural y cultural y contribución al bienestar social y económico de las comunidades locales. Algunos ejemplos son Borgo Pignano, en la Toscana, Islas Secas, en Panamá o Xigera Safari Lodge en el Delta del Okavango. La sostenibilidad es un proceso que nunca acaba y esto lo deja claro en su web el hotel Ratxo, en Mallorca. En ella es transparente en las fases en las que se encuentran sus acciones para ser un retiro ecosostenible: las que ya están realizadas, las que. Están en marcha y las futuras. La sostenibilidad no es una tendencia, es una manera de vivir. Por tanto, es una manera de viajar.

Comenzamos hablando de emociones. Este será, este año, nuestro principal equipaje. Los hoteles nos ayudarán a conjurarlas, serán nuestro bálsamo y recogerán nuestra fragilidad. ¿Cambiarán en 2021? No lo sabemos. No nos importa demasiado. Solo queremos que sigan ahí, esperándonos, cuidándonos y seduciéndonos. Nosotros, cual Alicias ansiosas de países de las maravillas, prometemos saltar al otro lado del espejo.

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