HOTELES. España. Coronavirus. Cierres en Barcelona.

Los hoteles bajan la persiana y se enfrentan al abismo

El sector advierte que si no logra remontar en verano las consecuencias serán catastróficas



Los hoteles de Barcelona se despiden estos días de sus últimos huéspedes. Se trata de un adiós lleno de incertidumbres. El Gobierno central dictó el viernes que todos los alojamientos turísticos han de cerrar sus puertas este jueves a más tardar. El sector ya lleva unos cuantos días preparándose para bajar la persiana. Hace semanas que los recepcionistas comunicaron a todos los huéspedes que no se prolongará ninguna estancia más allá de lo contratado, que telefonearon a todos los clientes con reservas para decirles que no vengan, que de repente se encontraron solos en estos castillos ahora desangelados.
“Sí, todo es muy raro –cuentan en uno de estos mostradores­–… nuestro último cliente se marchó la semana pasada. Fue un viajante de comercio de un país centroeuropeo que cuando se terminó su reserva nos pidió llorando que no lo echáramos, que no tenía a dónde ir, que no podía volver a su país… Al parecer no encontraba un billete de avión que pudiera pagar. Le dejamos quedarse hasta que se marchó. La mayor parte de la gente que apuró sus estancias en Barcelona lo hizo por motivos laborales. Las grandes empresas organizaron rápidamente la salida de sus empleados, pero otros tuvieron que montárselo por su cuenta. Algunos lo pasaron mal. No todos son ejecutivos”.

La penúltima cliente del hotel Claris, marchándose hace unos días
La penúltima cliente del hotel Claris, marchándose hace unos días (Àlex Garcia)

Ahora la incógnita más inquietante es la duración de este obligado parón. La incertidumbre también angustia a miles de empleados. Los expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE) caen en cascada. Los empresarios advierten que si no remontan durante el verano las consecuencias serán catastróficas. De modo que mientras que unos dedica un retén de habitaciones a una suerte de servicios mínimos y otros acogen ya a profesionales sanitarios y a afectados por el coronavirus, la mayoría de establecimientos redujo ya su actividad al mantenimiento de sus instalaciones. Todos cruzan los dedos.

Momentos difíciles

“Prolongamos la estancia de nuestro último cliente porque nos lo pidió llorando”


“Es que vamos a tener que devolver el 90% de lo ingresado por reservas hasta el 30 de junio –lamenta Álvaro Llarás, de Onix Hoteles­–. Estos días estamos cancelando las reservas hasta entonces de la mayoría de nuestros clientes. Mayo, nuestro mejor mes, de repente se ha esfumado. Tratamos de convencer a los grupos de escolares que ya lo tenían todo pagado y facturado y que iban a venir próximamente, principalmente de Italia, Suiza y Alemania, de que no suspendan sus viajes de modo definitivo, de que los aplacen al 2021. Pero estos grupos apenas representan el 10% de nuestros ingresos. Estamos viviendo de ahorros. La situación es dramática. Nuestra esperanza es salvar julio y agosto, de lo contrario…”.

Los hoteles, como el Onix en rambla Catalunya, requieren de un mantenimiento continuo de sus instalaciones
Los hoteles, como el Onix en rambla Catalunya, requieren de un mantenimiento continuo de sus instalaciones (Àlex Garcia)

Onix gestiona tres hoteles en la ciudad. Hace tres semanas comenzaron a desviar clientes. Entonces contaban con un 90% de ocupación. “En pocos días bajamos al 30%, y la semana pasada cerramos. Entonces se fue el último cliente”. Esta empresa también lleva una residencia de estudiantes. Los primeros en marcharse fueron los estadounidenses. Habló Trump por televisión, los llamaron sus padres y esa misma madrugada estaban ya todos en el aeropuerto. En pocos días sólo quedó un puñado de españoles.
“Nuestro personal está angustiado. Les pedimos que se tomaran unos días de vacaciones, pero finalmente tuvimos que pedir un ERTE hasta finales de junio. Es el único modo de garantizarles unos ingresos. Ahora sólo tenemos unos cuantos atendiendo el teléfono y el correo electrónico, encargándose de la seguridad, mirando el mantenimiento… Un hotel no es un negocio pensado para estar cerrado. Has de revisar los aparatos de aire acondicionado, los conductos del agua, la temperatura… ¡tienes que tener cuidado con la legionela!”.

Situación dramática

“Vamos a tener que devolver el 90% de lo ingresado por reservas hasta el 30 de junio”


Juan Julià, fundador de Axel Hoteles, con una decena de establecimientos en el mundo y dos en Barcelona, dice que sus últimos clientes se marcharon el miércoles. “Trabajamos contemplando varios escenarios –detalla Julià–. Ahora hemos de tener flexibilidad. Tendremos que buscar financiación para pagar los gastos de los próximos meses, para pagar a empleados, a proveedores a los propietarios de los inmuebles… En principio no cogeremos ninguna reserva hasta mayo. Pero, aunque el Estado retire las restricciones ¿alguien cree que la gente se va a poner a viajar? El comportamiento de los consumidores será una incógnita. Queremos mantener a todos nuestros empleados, pero no sé qué pasará si este verano tenemos una ocupación del 10%”.
Y es que tras la suspensión del Mobile World Congress, tal y como explica Juan Gallardo, de la consultoría 3 Capital, el sector salvó los muebles ajustando tarifas con descuentos de hasta el 50%. “Pero está táctica se agotó en cuanto las autoridades europeas desaconsejaron o restringieron los viajes. Las ocupaciones cayeron drásticamente en un par de días y las tensiones de tesorería se hicieron críticas ante las obligaciones de pago. De ahí la cadena de varios ERTE. El cierre decretado por el Gobierno central sirve para dar amparo al sector. La recuperación no será automática. Pero la marca Barcelona sigue siendo fuerte. Esperamos un sólido efecto rebote de la demanda cuando la incertidumbre se disipe”.

Más gente en los apartamentos turísticos legales


Y mientras los hoteles quedan desangelados crece el número de personas que se instala en apartamentos turísticos. La semana pasada La Vanguardia informó de que unos 2.500 turistas extranjeros continuaban viviendo en pisos de alquiler por días, que no habían podido regresar a sus países. Enrique Alcántara, de Apartur, la asociación que agrupa a la mayor parte de los 9.600 pisos turísticos legales de Barcelona, explica que estos días están recibiendo a personas que hasta ahora se alojaban en hoteles.
“Está entrando más gente de la que sale –añade Alcantara–. En cualquier caso, la situación del sector es dramática. Tenemos el apoyo del Ayuntamiento y de la Generalitat, pero en estos momentos estamos al borde del desastre. Nos pasa como a muchos hoteles, restaurantes y comercios de la ciudad. Más o menos la mitad de los pisos turísticos de Barcelona los llevan gestores que pagan un alquiler a los propietarios. Además, también hay muchos que pidieron hipotecas para comprar los apartamentos que comercializan. Unos y otros tienen que continuar haciendo frente a sus pagos. Entre todos tenemos que replantear esta circunstancia”.

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