HOTELES. Causas de la caída de Oyo

¿Por qué la crisis de Oyo?


Estamos ante un inicio de 2020 negro para Oyo, la cadena hotelera india que había registrado el mayor crecimiento jamás visto en la historia del turismo. Ampliamente implantada en la India, especialmente en los segmentos de precio bajo, crece en China de una forma tal que para 2023, de continuar con el ritmo de expansión que tiene, sería la primera cadena hotelera mundial. Hasta ahora, cuando ha tenido que poner los frenos y adelgazar si quiere sobrevivir. Todo parece haberse girado súbitamente en su contra.
El secreto de este cambio de rumbo tan radical es el informe que publicó The New York Times sobre Oyo el pasado dos de enero. Ahí empezó todo. Oyo tiene como accionista SoftBank, el banco japonés que también estaba detrás de WeWork, la cadena de alquiler de espacios de oficinas que se desmoronó a finales de 2019, después que se supo que sus cifras de negocio eran bastante diferentes que las que circulaban.
Oyo, según The New York Times, está muy corrupta. El informe de Vindu Goel y Karan Deep Singh detecta auténticos despropósitos como vender hoteles ilegales, sin permisos, en connivencia con la policía con la que consigue mantener aquella ficción. Igualmente, parte de la oferta no es real, porque son hoteles que no existen y pretenden crear una falsa impresión en la web. Siempre según directivos de la cadena a los ha accedido el periódico neoyorkino, es frecuente que Oyo engañe a los propietarios de los hoteles que comercializa, a veces no pagando lo estipulado, en otras cobrándoles por conceptos improcedentes. Muchos empleados consultados por el periódico afirman que Oyo es una burbuja que va a estallar cualquier día y que no tiene bases sólidas.
Un servidor conoce varias cadenas hoteleras, aunque no tengo experiencia de cómo es el mercado de la India. Fuera de la India, ni la mejor cadena, ni el mejor producto, podría jamás crecer a esa velocidad. Sobre todo porque es imposible crear un equipo que se adapte a estas velocidades de crecimiento. Las estructuras requieren de cierto tiempo para asimilar su funcionamiento y eso en Oyo no estaba sucediendo.
Ahora, probablemente la cadena tenga una segunda oportunidad. Frenado el impulso, aplicada una cura de modestia, quizás pueda sobrevivir. Sin embargo, es interesante el razonamiento que hace Skift, la publicación turística americana: Oyo tiene la cultura de la India y eso es eso, es decir, un handicap en el mundo de los negocios porque no es fiable. Quiere decir, sin decirlo, porque es corrupta.
Interesante análisis. A ver si los que hasta ahora engañaron –según dice el periódico americano– pueden recuperar la credibilidad a partir de ahora.

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